Olvida todo lo que pensabas del traje de raya diplomática porque el estampado más clásico se transforma este otoño sin perder su esencia, pero alejándose de las connotaciones que se atribuyen habitualmente a este print sofisticado, muy vinculado a los armarios formales, maduros y a los looks de trabajo. Para encontrar el origen de estas delgadas líneas nos tenemos que remontar al Londres del siglo XIX. En aquellos años, los empleados de los bancos lucían este tipo de pantalones a modo de uniforme. Quizá por ello este estampado, también conocido como pinstripe por su nombre en inglés, siempre ha estado próximo a la estética masculina. De los pantalones de los empleados de banco, la raya diplomática dio el salto al mundo gánster a comienzos del siglo XX, amantes de la sastrería de patrones impecables, que lucían este print en trajes de chaqueta, chaleco y pantalón. Para que el traje se dejara ver de pleno en el armario femenino hubo que esperar hasta los años 50, cuando diseñadores visionarios comenzaron a experimentar con el tailoring para la mujer, si bien la explosión llegó de la mano de Yves Saint Laurent y su emblemático esmoquin. La raya diplomática, epítome de la estética dandi de Savile Row, se deshace de su apariencia refinada y conquista esta temporada a estilistas, modelos y editoras, que refuerzan su imagen de poder a través del pantalón estampado más sofisticado del armario. Una prenda de tendencia que en 2020 se lleva con zapatillas, plataformas, mocasines... ¡todo vale!
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